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CONSIDERACIONES FRACTALES SOBRE LA PINTURA DE FERMÍN MORENO
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Nos encontramos en una situación en la que se ha consumado lo que Michael Fried denominara
teatralidad1, esto es, un deslizamiento hacia una situación de impureza que, en el caso de la
pintura, rompe con las ortodoxias modernistas. Si, por un lado, el collage (o el bricolage) sigue
siendo el procedimiento referencial, también se aprecia una disolución de las fronteras entre los
géneros que lleva a una expansión de la pintura en la que la sedimentación fotográfica o la
disposición instalativa cobran extrema importancia. Fermín Moreno es un ejemplo perfecto de
pintor que desborda los límites tradicionales para generar una obra en la que asume tanto los
procesos de la abstracción redefinida cuanto integra la procesualidad cibernética en su voluntad
compositiva. En su intervención en la Sala Rekalde (2000) dispuso dos toldos rotulado con vinilo
adhesivo ploteado y un enorme mural en el que había combinado lo s elementos de lo que él
considera una especie de alfabeto, cerca de esas imágenes colocó seis sillas, tres cajas de luz
con formas vinculadas con lo que se había sedimentado “pictórica mente” y un ordenador con
un juego, reprogramado, de lucha. Moreno establecía un particular diálogo con lo obra de Iñaki
Saez pero, en última instancia, mostraba su preocupación por una ampliación del lenguaje del
cuadro, utilizando los recursos de la cultura digital. Frente a los discursos notariales o funerarios
sobre la práctica de la pintura (intrínsecamente tópicos) advertimos que, en una situación post-
narrativa (esto es, más allá de los grandes relatos que articulaban el lazo social) las posibilidades
artísticas son múltiples y, sin duda, la tendencia a la hibridación revela un cierto “espíritu del
tiempo”. Fermín Moreno cuestiona radicalmente la “mística del gesto”, generando sus imágenes
en un proceso (llega a hablar de un “feedback procesual” entre e l computador y la pintura) en
el que va produciendo una particular fractalización: las estructuras de repetición y superposición
producen una singular complejidad y, en ocasiones, tramas que recuerdan a las telas de camuflaje.
Hay más que una clonación de las formas, una metástasis vertiginosa en la que no se detecta
ninguna clase de tragedia, antes al contrario, aparece un espíri tu lúdico (incluso en la pieza
Komala, presentada en la Muestra de Arte Joven del 2000, donde aparecía una calavera
fosforescente como metáfora de un territorio donde vivos y muertos conviven). En medio de sus
espacios abstractos pueden aparecer figuras2 como las de gatos de ojos estupefactos, pistolas
brillantes o sillas en una sala vacía, pero también videos o lazos luminosos en una superposición
tremendamente efectista. En sus últimos cuadros hay una presenci a muy rotunda de lo
“arquitectónico”, en una dinámica de acumulación de bloques o piezas geométricas de distintos
colores que introduce en la mirada del espectador una sensación, paradójica, de pausa y
movimiento incesante.

Fermín Moreno desarrolla su obra pictórica de forma procesual 3, en sintonía con lo
que se ha denominado abstracción redefinida 4: mezclando una rara geometría con
fragmentos figurativos o textos (valdría mejor decir: escritura sin aspiración al sentido). Ha sido

1 Cfr. Michael Fried: “Arte y objetualidad” en Minimal Art, Sala Koldo Mitxelena, San Sebastián, 1996, p. 73.
2 Explicando su obra en Situaciones (2001), Fermín Moreno señala que en su trabajo intenta poner de relieve

  públicamente “como se generan mis obras, así como la relación que se establece entre ellas durante el proceso
  de formalización de éstas. De forma, que parámetros como abstracción y figuración están íntimamente ligados,
  intentando que todos ellos se entiendan como una obra global”.
3 “El trabajo de Fermín se sitúa siempre en procesos, en los que el tiempo trabaja, mientras enfría emociones
  para dotarles de sentido. Estos procesos a veces conducen a imágenes, texturas, estructuras... e intuyo que
  ahora –quizás siempre– a situaciones” (Alberto Lomas: “Procesos complejos-intentos de sentido” en
  Fermín Moreno. Amateur, Bilbao Arte, 1999).
4 Cfr. Demetrio Paparoni: “La abstracción redefinida” en Nuevas abstracciones, Museo Nacional Centro de Arte
  Reina Sofía, Madrid, 1996, pp. 24-31.

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